plaza de armas la habana

plaza de armas la habana cuba

Mas allá de las montañas: salud social en Cuba.

“Yo tenía 10 hermanos y hermanas. Éramos muy pobres,” relata
Algimiro Ortiz en la suave luz vespertina que inunda la Casa de
Abuelos de Cruce de los Baños. “Estudiar no era una opción—
aquí no había escuela—solo trabajar; comencé a recoger café
cuando tenía 11 años. Cuando alguien se enfermaba, teníamos
que cargarlo sobre nuestros hombros hasta el hospital en Contramaestre,
a 25 kilómetros,” Ortiz, ahora con más de 70 años,
contó a MEDICC Review.
La anécdota de Ortiz es representativa de la vida antes de 1959 en
este remoto pueblo rural en la Sierra Maestra—la cadena montañosa
más alta de Cuba. Caracterizadas por familias grandes que
subsistían bajo la carga triple de pobreza, analfabetismo y desnutrición,
las poblaciones rurales como esta se encontraban entre las
más vulnerables y desprotegidas hace más de medio siglo.


 “Partí con mi maletica negra, algunas pastillas,
y poco más. Allí no había nada—ni hospital, ni
consulta médica, ni farmacia. Solo personas que
necesitaban ser atendidas.”
—Dr. Francisco Rojas Ochoa, uno de los líderes del primer
grupo del Servicio Médico Rural en las zonas orientales de
Cuba en 1960

 En aquel momento Cuba solo tenía un hospital rural, el 80% de
los niños padecían de parásitos intestinales (la primera causa de
muerte a nivel nacional), y el 60% de la población padecía de malnutrición.[
1,2] La esperanza de vida en las zonas rurales era de 50
años y la mortalidad infantil de 100 por cada 1000 nacidos vivos.[3]
Los determinantes sociales que afectan la salud eran igualmente
deplorables: una encuesta realizada entre 1956 y 1957 por la Agrupación
Católica Universitaria encontró, en una muestra representativa
de 1000 familias rurales, que solo el 6% de los hogares tenía
instalaciones sanitarias, el 64% carecía de letrinas y el 83% carecía
de instalaciones para bañarse. Solo el 11,2% de las familias de los
trabajadores agrícolas bebían leche; de igual manera, solo el 2%
comían huevos.[4] Empeoraba esta situación el hecho de que casi
el 42% de las familias rurales no sabían leer ni escribir.[5]
La precariedad de la vida en la Sierra Maestra y otras áreas
remotas no escapó a la atención de Fidel Castro y las fuerzas
rebeldes, que dependían del apoyo logístico y material de las
comunidades rurales durante los años de lucha contra el régimen
de Fulgencio Batista. Recorrer las mismas lomas escarpadas y
difíciles que araban estos campesinos y agricultores sin tierra;
dormir en sus casas; y compartir su comida, anécdotas y padecimientos
similares, subrayó la fragilidad de la vida de los pobres
en las zonas rurales de Cuba. Era obvia la necesidad de políticas
integrales de desarrollo social.
Un resultado, incluso antes de concluir la guerra, fue la creación
de una serie de hospitales rurales y postas médicas bien adentro
 adentro
en la Sierra Maestra para atender a los heridos (rebeldes y
enemigos), y expresamente para brindar atención médica y dental
básica a las comunidades cercanas.[6] Esta primera iniciativa
representaba a su vez un giro fundamental y el punto de partida
para una estrategia coordinada de garantizar los servicios de
salud en las áreas mas remotas del país.
 Sembrando Semillas de Salud
Después de la expulsión de Batista en 1959, el nuevo gobierno
inició tres programas que tendrían un impacto signi cativo sobre
la salud y sus determinantes sociales en el campo cubano: la
Reforma Agraria de 1959 (la cual dio la propiedad sobre la tierra
a 150 000 familias cubanas);[7] la Campaña de Alfabetización de
1961 (la cual según la UNESCO enseñó a leer y escribir a unos
700 000 cubanos en todo el país)[8] y el Servicio Médico Rural
(SMR) que comenzara en 1960. Este último fue seguido por el
Servicio Dental Rural (1961) y la Cruz Roja Rural (1963). Estos
programas fueron complementados por reformas en la educación
y mejora de las vías de acceso a las zonas más remotas del país.
Ortíz añade que su familia y las de campesinos como él aprendieron
a leer y escribir en aquel entonces; mientras tanto, el acceso
a la atención médica dejó de implicar una caminata de 25 kilómetros,
y los parásitos e infecciones serias dejaron de signi car
una muerte segura.
Es notorio en el mundo entero lo extremadamente difícil que es
encontrar personal dispuesto a trabajar en zonas remotas—y el
cuadro en Cuba se vio complicado por la emigración entre 1959
y 1963 de casi la mitad del total de 6300 médicos con que contaba
el país.[9] Cuando la Universidad de La Habana reabrió sus
puertas en 1959 después de la guerra, fue escenario de debates
apasionados entre los estudiantes de medicina sobre el tema del
servicio rural. Las reuniones a menudo tumultuosas ponían sobre
el tapete el meollo del asunto: el derecho a la atención médica,
especialmente para las poblaciones vulnerables.
Más Allá de las Montañas: Salud Rural en Cuba
Conner Gorry MA

Los del Servicio Médico Rural enfrentaban retos formidables (foto
c. 1960, cortesía de Granma)
 Como resultado de estos debates, al nal los estudiantes votaron por unanimidad
trabajar voluntariamente en las zonas rurales y remotas durante
un período después de su graduación.
De esta manera nació el Servicio Médico Rural, incorporado al
naciente Sistema Nacional de Salud por la Ley #723 de 1960.
Las autoridades de salud crearon plazas para los médicos recién
graduados, y en marzo de 1960 los primeros 357 voluntarios llegaron
a los campos cubanos.[10]
El enfoque de salud poblacional que llegó a de nir el Sistema
Nacional de Salud cubano después de 1959 tiene sus raíces
en el SMR: los lineamientos del Servicio re ejaban las prioridades
nacionales de crear servicios médicos universalmente
accesibles, prevenir enfermedades y ofrecer educación en
salud a la población. Como resultado, se lanzaron campañas
de vacunación, así como otros programas como el de combatir
la gastroenteritis, y se introdujo el reporte obligatorio de ciertas
enfermedades infecciosas. Para 1970, el número total de
hospitales rurales llegaba a 53; y para 1971, solo el 42% de los
médicos trabajaban en la capital, en comparación con el 65%
en 1958.[6,11] En su informe para la OPS sobre los servicios
y recursos de salud en Cuba en 1976, el Dr. Milton Roemer
de la Universidad de California Los Angeles (UCLA) concluyó:
“La mayor equidad lograda en la distribución de los recursos
en salud—como se observa entre las áreas rurales y urbanas—
ha sido uno de los resultados más impresionantes [desde
1959].”[11]
Como complemento al SMR y respuesta al problema de la escasez
de recursos humanos en salud, se ampliaron matricula y
después crearon facultades provinciales de medicina[12] con un
componente de pertinencia social que requería de los nuevos
galenos un año de servicio rural después de su graduación. Posteriormente,
este compromiso fue ampliado a dos años como parte
del programa nacional de servicio social para graduados de todas
las carreras universitarias, la mayoría trabajando en centros en sus
propios municipios. Sin embargo, los graduados de medicina con
los mejores resultados siguen siendo entre los seleccionados para
realizar su servicio social en las áreas más remotas y precarias de
Cuba, incluyendo las montañas de la Sierra Maestra.
Las inversiones iniciales en recursos humanos y en infraestructura
comenzaron a rendir fruto en las primeras décadas, logrando
una mayor esperanza de vida y una disminución dramática en
la mortalidad materno-infantil. Por otra parte, la mayor carga de
enfermedades ya no estaba constituida por las infecciosas prevenibles—
incluyendo parasitarias y diarreicas—sino por las crónicas
no transmisibles. En resumen, el cuadro de salud en estas
áreas remotas y antes desprotegidas comenzó a parecerse al del
resto del país. Pero al evolucionar este cuadro de salud, también
siguió evolucionando el enfoque cubano ante nuevos retos.
Arando y Cultivando Terreno Fértil
En 1984, se lanzó el Programa del Médico y Enfermera de la
Familia, en sintonía con los principios de la Declaración de
Alma Ata de 1978, la cual planteaba la salud como derecho,
y la atención primaria como estrategia primordial para hacer
realidad ese derecho.[13] A través del programa, se ubicaron
los dúos médico-enfermera en los barrios de todo el país—
cada uno atendiendo entre 120 y 160 familias y suscrito al
policlínico ubicado en su comunidad. Como resultado, se inició
otro gran giro: los graduados de medicina debían realizar una
 residencia en Medicina Familiar antes de escoger una segunda
especialidad.
Los médicos y enfermeras de la familia suplantaron a los policlínicos
como servicio de salud más cercano a la población, tanto
en zonas rurales como urbanas, representando así un cambio
fundamental en la atención primaria en Cuba. Tener a profesionales
de salud viviendo y trabajando en cada vecindario facilitaba
las actividades de prevención y promoción, la vigilancia epidemiológica,
así como una mayor atención a los estilos de vida,
factores medioambientales, condiciones de la vivienda y otros
determinantes sociales de la salud. Aún así, quedó claro que
para continuar mejorando la salud de la población era necesario
un enfoque intersectorial más integral.
Mas de 700 000 personas—aproximadamente el 6% de la
población total del país—vive en las zonas más remotas y montañosas
de Cuba.[14] Estas comunidades están alejadas unas
de otras, pero son muy unidas; vulnerables, pero resistentes. Allí
la interdependencia es la regla, trabajando entre vecinos para
resolver los problemas, y uniendo recursos y conocimientos para
lograr los cambios. Para sistematizar esta experiencia acumulada
y brindar apoyo a un desarrollo sostenible e integral de estas
regiones, se lanzó el Plan Turquino-Manatí en 1987.
Dando cobertura a 50 municipios remotos del país, el Plan utiliza
un enfoque descentralizado y coordinado para mejorar la
producción y promover la e ciencia económica, proteger los
ecosistemas locales, y fomentar la seguridad alimenticia y la
salud de la población. El objetivo planteado es brindar el apoyo
necesario a estas zonas para lograr un desarrollo económico
y social independiente de los centros urbanos (para evitar la
“fuga de cerebros” hacia las ciudades), utilizando estrategias
contextualmente apropiadas. Los servicios de salud, por ejemplo,
incorporan la medicina natural y tradicional, la cual se ha
utilizado durante siglos en las áreas rurales para mantener y
mejorar la salud.

Resultados Seleccionados del Plan Turquino en las Zonas Rurales
de Cuba, 1988-2003













Fuente: Programa de desarrollo integral de la montaña. Plan Turquino- Manatí, 17
años de avances.

 La clave para lograr los objetivos del programa ha sido incentivar la cooperación entre varios sectores para mejorar los determinantes
sociales de la salud a nivel local—lo que la OMS y otros
han denominado “salud en todas las políticas.” Es más fácil decirlo
que hacerlo, plantea el Dr. Pastor Castell-Florit, director de la
Escuela Nacional de Salud Pública (ENSAP). Añade que solamente
en el sector salud, coordinación efectiva de esta índole
requiere de voluntad política, concientización y organización del
público; recursos humanos altamente cali cados; planes de estudio
multidisciplinarios; y acceso universal a la atención médica.
Aunque estos factores estaban creados en Cuba para nales
de la década de los 90, diez años después de la creación del
plan Manatí-Turquino, los esfuerzos intersectoriales se habían
estancados.[15]
En respuesta, se creó la Comisión Nacional del Plan Manatí-
Turquino en 1997 para coordinar entre los sectores y
ministerios—incluyendo salud, educación, cultura y agricultura—
complementados por nuevas comisiones provinciales y municipales
encargadas de la cooperación a nivel local; se desarrolló
un programa de 260 puntos para llevar a cabo la estrategia. Se
construyeron terrenos deportivos y viviendas, o cinas de correo y
torres de radiotransmisión; se establecieron bibliotecas y centros
culturales; se extendieron las redes de electricidad, fuentes de
agua potable y los servicios telefónicos; y una agrupación de 29
instituciones cientí cas llevaron a cabo la transferencia de conocimientos
y tecnología (especí camente para la producción agropecuaria).[
16]

Municipio Tercer Frente, Cuba, 2010-2011














Fuente: Municipio de Salud, Tercer Frente, Provincia Santiago de Cuba, Cuba

Estudio de Caso: Cruce de los Baños
Hoy día los esfuerzos acumulativos del Servicio Médico Rural,
el programa del Médico de Familia y el Plan Turquino están
mostrando resultados en el pequeño poblado montañoso de
Cruce de los Baños en el municipio Tercer Frente de la provincia
Santiago de Cuba. Los datos demográ cos y la situación de
salud aquí son similares a los del resto del país; los adultos de
60 o más componen el 16% de la población, el grupo más grande
que recibe atención en el policlínico local (uno de dos en el municipio).
Las enfermedades crónicas—especí camente el cáncer,
pero también la hipertensión y el colesterol alto—son las primeras
causas de muerte.
Pero los poblados del Plan Turquino también presentan retos de
salud únicos tales como las enfermedades transmitidas por el
agua y aquellas que son especí cas del sector agrícola.[17] Por
ejemplo, la leptospirosis, una enfermedad que se contrae a través
del agua, la tierra o plantas contaminadas, es un apremiante problema
de salud en estas áreas, así como los parásitos intestinales.
[18]
El caso de la leptospirosis ofrece un ejemplo del enfoque coordinado:
un programa nacional de vacunación para las personas de
alto riesgo (lo cual incluye la mayoría de las personas mayores
de 15 años de edad en el área de salud de Cruce de los Baños)
se acopla a los esfuerzos en promoción de salud y al programa
de aguas limpias de la Cruz Roja para prevenir y controlar la
enfermedad. El programa de la Cruz Roja también contribuye
a frenar las enfermedades transmitidas por el agua a través de
anuncios en los medios de comunicación, actividades comunitarias,
y plegables que describen las fuentes seguras de agua,
como tratar las aguas no seguras, y las razones por las cuales
esto es importante para la salud.













 Madre e hijo en una visita al pediatra, Policlínico Cruce de los Baños


Los programas nacionales que priorizan a los grupos vulnerables
son igualmente fundamentales para mantener la salud en Cruce de
los Baños. Por ejemplo, la salud materno-infantil—históricamente
caracterizada por una alta mortalidad y morbilidad en estas
 áreas—ha mejorado en gran parte gracias al Programa Nacional
de Atención Materno-Infantil (PAMI). A través de este programa
las mujeres reciben un examen integral de captación a partir de
la novena semana de embarazo, seguida por al menos 12 visitas
prenatales y los análisis de laboratorio correspondientes, incluyendo
ultrasonido. La atención continúa después del nacimiento del bebé,
incluyendo la inmunización contra 13 enfermedades pediátricas y
seguimiento regular de la madre y su hijo(a). Las embarazadas de
alto riesgo reciben atención individualizada en el hogar materno
local y a través de consultas con especialistas, incluyendo
cardiólogos pediátricos y especialistas en Genética Médica.[19]
“Se logran mejorías en la salud al acercar la atención a aquellos
que la necesitan: nuestros médicos a menudo van al terreno a
visitar a personas que no pueden transportarse al policlínico, lo
cual ha sido especialmente importante en la salud materno-infantil,”
planteó el Dr. Julio César Luis Félix, director del policlínico
de Cruce de los Baños, durante una visita reciente de MEDICC
 Review. “De hecho, esta área de salud no ha tenido ni una muerte
materna en los últimos 20 años.”[18]
El Dr. Félix añadió que su policlínico, el cual atiende a 18 000 personas
en esta área de salud, ofrece más de 20 servicios, utilizando
la misma tecnología disponible en los policlínicos urbanos.
El trabajo intersectorial es una pieza clave del rompecabezas de
calidad de vida y se coordina a través de reuniones mensuales
del Consejo de Salud local, grupo que incluye a representantes
de cultura, la Asociación de Pequeños Agricultores (ANAP), el
programa local de salud materno-infantil, el propio policlínico, y
otros. En estas reuniones se abordan las estrategias y progresos,
se identi can los problemas y se presentan y debaten soluciones.
De todas formas, aún queda trabajo por hacer. Según el Dr.
Félix, las embarazadas anémicas y malnutridas representan el
mayor porcentaje de los embarazos de alto riesgo en Cruce de
los Baños, seguido por las adolescentes, que constituyen el 20%
de los embarazos en el municipio de Tercer Frente (formado por
las áreas de salud de Cruce de los Baños y Matías).[18] Aunque
las autoridades municipales de salud subrayan que la mayoría de
estas adolescentes tienen entre 17 y 19 años de edad, se están
diseñando mecanismos para disminuir el número de embarazos
en la adolescencia a través del trabajo con la comunidad y otros
sectores. Por ejemplo, los servicios de plani cación familiar en el
policlínico se ven complementados en sus esfuerzos por mensajes
de prevención dirigidos a la comunidad por las asociaciones
locales y la delegación de la Federación de Mujeres Cubanas.
El trabajo de prevención se ve suplementado, además, por el
Equipo Multidisciplinario de Educación en Salud, el cual lleva a la
comunidad mensajes por radio y en visitas de casa en casa.
Los adultos mayores son otro grupo vulnerable en Cruce de los
Baños. Bajo los auspicios del Programa Integral Nacional para
el Adulto Mayor, el Equipo Multidisciplinario de Atención Gerontológica
del policlínico (EMAG) está al frente de la atención brindada
a los ancianos en su propia comunidad. Este equipo está
formado por un médico de familia, una enfermera, un psicólogo
y un trabajador social—todos con una formación especializada
en geriatría—los cuales ofrecen chequeos médicos periódicos,
 coordinan las remisiones y turnos con especialistas cuando es
 necesario, y evalúan la salud y el bienestar general de los adultos
mayores del área. El equipo también realiza visitas semanales a
la Casa de Abuelos de Cruce de los Baños, la cual cuenta en su
personal con una enfermera a tiempo completo.
En el país existen más de 230 de este tipo de centros para adultos
mayores, en los cuales los miembros pasan su tiempo en la
jardinería, juegos de mesa, ejercicios y clases; así como participando
en actividades comunitarias, cantando, bailando, conversando y
comiendo. En las zonas rurales, estos centros funcionan también
como red de seguridad nutricional: cada miembro recibe tres
comidas y dos meriendas en un día típico. De hecho, después de la
camaradería y las actividades en grupo, fue la comida lo que más
impresionó a los ancianos de Cruce de los Baños que conversaron
con MEDICC Review. “¡La comida es tan buena!” exclamó un abuelo
durante nuestra visita. “A veces es mejor que la de la casa, donde no
siempre tenemos los recursos que tienen aquí para nosotros.”
La educación médica continúa siendo esencial para el proceso
de mejorar la salud de la población en áreas rurales como Cruce
de los Baños. “Antes, los profesionales de salud que trabajaban
en esta área venían de Santiago de Cuba o de otra parte, pero
ahora todos los jóvenes que trabajan aquí nacieron aquí. Sienten
un compromiso con nuestra comunidad; tienen sentido de pertenencia,”
planteó el Dr. Félix. Los primeros médicos y dentistas del
área comenzaron a formarse aquí en el 2005; actualmente hay
164 estudiantes formándose en este policlínico como médicos,
enfermeras, estomatólogos y técnicos de la salud. Ya familiarizados
con el contexto y los problemas de salud particulares de las
poblaciones remotas, estos jóvenes profesionales representan el
futuro de la atención primaria en la Sierra Maestra.
Promover la salud y ofrecer los servicios necesarios para mantener
la salud y el bienestar de aquellos que viven en áreas
remotas es un proceso continuo, y aún se confrontan retos. Por
ejemplo, el transporte de los pacientes por carreteras abruptas,
 escarpadas y en muchos casos aún peligrosas es un problema
perenne. Las ambulancias todoterrenos (o 4x4) contribuyen a la
solución, igual que la reparación de carreteras, pero el mantenimiento
de esas ambulancias y carreteras requiere recursos cada
vez más escasos. La distancia y el acceso a los centros de salud
en estas áreas no se pueden medir simplemente en kilómetros,
sino por la “accesibilidad real que puede ser un factor decisivo
dadas las limitaciones del transporte público y el (alto) costo del
transporte privado” para las familias rurales.[20] A la luz de estas
realidades, es alentador observar que muy pocos servicios de
salud han cerrado en el Tercer Frente como parte de la consolidación
de los servicios de salud que comenzó en el año 2010. De
todas formas, vale darle un seguimiento especial para asegurar
que se mantenga la accesibilidad en lo adelante.
 Servicios del Policlínico Cruce de los Baños Municipio Tercer
Frente, Provincia Santiago de Cuba











Fuente: Comunicación personal, Dr. Julio César Luis Félix, 5 de enero, 2012









 Cruce de los Baños, 2011

 Conclusiones
La salud de las poblaciones rurales en la Cuba de hoy se basa
en conceptos y estrategias desarrollados hace medio siglo y en
la alta prioridad otorgada a mejorar los determinantes sociales de
la salud, particularmente para las poblaciones vulnerables. Desde
la creación del SMR en 1960, el enfoque de la salud rural ha sido
consistente en Cuba, con innovaciones periódicas en respuesta
al cambiante cuadro de salud. Esta  exibilidad y capacidad de
evolución debería ser alentada y también objeto de estudios más
profundos. Por otra parte, las comunidades rurales han mostrado
una capacidad sostenida de poder trabajar de manera intersectorial
para mejorar la salud, una experiencia que podría ser adaptada
a otras áreas del país donde la coordinación y cooperación ha
resultado más difíciles de lograr. Aunque la escasez de recursos a
menudo limita lo que es práctico en el contexto cubano y algunos
objetivos como un sistema de carreteras del “primer mundo” están
fuera de alcance en el futuro inmediato, la experiencia en salud
rural en las montañas y campos cubanos en los últimos 50 años
ha demostrado que una localización remota, falta de recursos y
otras variables desfavorables no son barreras infranqueables para
mejorar la salud de estas poblaciones.

 Referencias & Notas
1. De la Torre E, López C, Márquez M, Gutiérrez JA, Rojas Ochoa F. Salud para
todos: Sí es posible. Habana: Sociedad Cubana de Salud Pública (CU); 2004.
Spanish.
2. International Bank for Reconstruction and Development. Report on Cuba.
Findings and recommendations of a technical mission (“Informe Truslow”). Baltimore:
The John Hopkins Press; 1951.
3. Entrevista con Dorisbel Ramos, Especialista principal, Complejo Histórico
Tercer Frente, 12 de diciembre 2011.
4. Agrupación Católica Universitaria. Encuesta de los trabajadores rurales 1956-
1957. In: Economía y Desarrollo. 1972 Jul-Aug; 12:198.
5. Jeffries C. Illiteracy: A World Problem. London: Pall Mall Press; 1967.
6. Delgado García G. El Servicio Médico Rural en Cuba: Antecedentes y Desarrollo
Histórico. In: Cuadernos de la Historia de la Salud Pública No. 72. Havana:
Ministry of Public Health (CU); 1987.
7. Labrada E. Reforma Agraria en Cuba: la otra historia. Periódico Adelante
(Camagüey). 2011 May 17. Spanish.
8. La campaña de alfabetización cubana fue llevada a cabo por mas de 160 000
jóvenes (en su mayoría) y maestros que se ofrecieron como voluntarios para
ir a las zonas rurales a enseñar al campesinado analfabeto a leer y escribir.
Como resultado de estos esfuerzos, Cuba fue declarada Territorio Libre
de Analfabetismo en 1962 por la UNESCO (primer país de Latinoamérica en
obtener este reconocimiento). Es interesante añadir que el enfoque cubano de
enfatizar los efectos que sobre la salud tienen la educación, el uso de la tierra,
la vivienda, el acceso a carreteras y otros factores, antecede a la comprensión
global sobre las in uencias sociales y medioambientales descritas en 1974 en
el Informe Lalonde de Canadá.
9. Navarro V. Health, health services and health planning in Cuba. Int J of Health
 10. Rodríguez Rivera A. En el hocico del caimán. Havana: Ediciones Unión; 2007.
Spanish.
11. Roemer MI. Cuban Health Services and Resources. Washington, DC: Pan
American Health Organization; 1976.
12. En 1959, solo había un universidad médica en Cuba; hoy hay 14 (13 provinciales
y la Escuela Latinoamericana de Medicina).
13. Declaration of Alma-Ata. International Conference on Primary Health Care,
Alma-Ata, USSR, 6-12 September 1978. Geneva: World Health Organization;
1978 [cited 2011 Jan 15]. 3 p. Available from: http://www.who.int/hpr/NPH/
docs/declaration_almaata.pdf
14. FAO. Plan Turquino: Strengthening the Programme for Comprehensive Development
of Cuban Mountains. c 2003 [cited 2011 Dec 22]. Available from: www.
fao.org/forestry/forestsandwater/59080/en/
15. Castell-Florit P. La intersectorialidad en la práctica social. Havana: Editorial
Ciencias Médicas; 2007. Spanish.
16. Gandul L, Luna EC, Sierra DC. Programa de desarrollo integral de la montaña.
Plan Turquino Manatí, 17 años de avances [Internet]. Rev Cubana Med Gen
Integr. 2008 Jun [cited 2011 Dec 22];25(2). Available from: http://scielo.sld.cu/
pdf/mgi/v25n2/mgi12209.pdf. Spanish.
17. Entrevista con Dr Pablo Reyes, Director Municipal de Salud, Tercer Frente,
2011Dec 12.
18. Entrevista con Dr Julio César Luis Félix, Director, Polyclinico de Cruce de los
Baños, 2011 Dec 12.
19. Para una discusión en profundidad del programa materno cubano, ver Cuban
Maternity Homes: A Model to Address At-Risk Pregnancy en MEDICC Review.
2011 July;13(3):12–5.
20. Iñiguez L. Aproximación a la evolución de los cambios en los servicios de salud
en Cuba. Rev Cub de Salud Pública. 2012 Ene–Mar;38(1). Spanish.

 Traducida al español por Georgina Gómez Tabío.